3. REOLOGÍA Y TEXTURA

          Hemos llegado a nuestro tercer y último tema de este curso. Aquí veremos lo relacionado con la reología y la textura. 

           A continuación verás un cuadro sinóptico con todos los puntos que abarcaremos.





    El estudio del comportamiento reológico de los alimentos es importante en el control de la calidad industrial, las mediciones reológicas juegan un papel primordial ya que tanto las materias primas, como los productos intermedios y finales requieren, por lo general, de mediciones de algún parámetro reológico. Para el caso de materias primas, tales como agentes espesantes y gelificantes, las mediciones de viscosidad y fuerza de gel respectivamente son necesarias para verificar si cumple con los requisitos de contratación.
    La textura es un factor de aceptabilidad sensorial importante para la aprobación de algunos alimentos por parte del consumidor. Las propiedades texturales de un alimento son el grupo de características físicas que dependen de los elementos estructurales del material y se relacionan con la deformación, desintegración y flujo por la aplicación de una fuerza. Una propiedad importante del alimento que se asocia con la textura es su comportamiento reológico. La reología es el estudio de la deformación y flujo de materias primas, productos intermedios y productos terminados.
    Una clara compresión de las propiedades reológicas y texturales de un alimento es fundamental en la investigación y desarrollo de nuevos productos, el diseño de equipos, el mejoramiento de procesos, y el control de calidad de materias primas, productos intermedios y terminados.
    Estas propiedades están íntimamente relacionadas con las propiedades fisicoquímicas y funcionales de los constituyentes de un sistema alimenticio, así como, las variables de operación que se aplican en las diferentes etapas del proceso.

HISTORIA
    Para elaborar alimentos y determinar su calidad, reemplazar unos productos con otros y mejorar sus texturas, además de saber todas sus características, es necesaria la reología.



    En 1678 Robert Hooke fue el primero que habló de Reología en su libro “Verdadera teoría de la Elasticidad”. Dicha teoría se resumía en lo siguiente: “Si se dobla la tensión σ , se dobla deformación Ɣ”. Es decir que la potencia de un muelle es proporcional a la tensión aplicada.
Nueve años después, Isaac Newton publicó “Philosophiae Naturalis Principia Mathematica” una hipótesis asociada al estado simple de cizalladura (o corte): “La resistencia derivada de la falta de deslizamiento de las partes de un líquido es proporcional a la velocidad con que se separan unas de otras dentro de él”. Esta necesidad de deslizamiento es lo que ahora se denomina “Viscosidad”, sinónimo de fricción interna. Dicha viscosidad es una medida de la resistencia a fluir.
La fuerza por unidad de área que se requiere para el movimiento de un fluido se define como F/A y se denota como “σ” (tensión o esfuerzo de cizalla). Según Newton la tensión de cizalla o esfuerzo cortante es proporcional al gradiente de velocidad (dv/dy), o también denominado como Ɣ. Si se duplica la fuerza, se duplica el gradiente de velocidad:

Ʈ = µdv = µ·Ɣ
dy

Esta fórmula de denomina Ley de Newton, que es aplicable actualmente aún para unos fluidos determinados (Newtonianos, Figura 3.1b).
En esta época apareció la Ley de Hooke que fue de aplicación para el estudio de la Reología de sustancias sólidas (Fig. 3.1a):

σ = G  dL = G · Ɣ
dy

Siendo: σ : esfuerzo cortante (Pa), G: módulo de rigidez (Pa), y Ɣ : deformación (%).
    




La fórmula nos dice que si se aplica una carga σ sobre un cuerpo sólido, éste va a sufrir una cierta deformación Ɣ. El valor de dicha deformación se mantendrá hasta que cese el esfuerzo aplicado.
    Hace más de 300 años los estudios relacionados con la reología se reducían a aplicar la Ley de Newton para líquidos y la Ley de Hooke para sólidos. Fue a partir del siglo XIX cuando los científicos comenzaron a tener dudas acerca de la validez universal de estas leyes lineales.
    En 1835 W. Weber llevó a cabo una serie de experimentos con gusanos de seda y vio que no eran perfectamente elásticos. Lo que observó fue que una carga longitudinal producía una extensión inmediata, seguida de un posterior alargamiento con el tiempo. Al eliminar la carga tenía lugar una contracción inmediata, seguida de una contracción gradual hasta alcanzar la longitud inicial. Elementos asociados a la respuesta de un líquido. Estas características se asocian a la respuesta de un líquido.
    En 1867 J.C. Maxwell, en su artículo “Sobre la teoría dinámica de los gases”, incluido en la Enciclopedia Británica, propuso un modelo matemático para describir los fluidos que poseen propiedades elásticas, es decir, elementos asociados a la respuesta de un sólido:

σ = β · Ɣ
   
donde β es un parámetro semejante al módulo de rigidez (Parámetro no-nulo). Tanto la conducta que observó Weber en sólidos como Maxwell en líquidos se denominó posteriormente “Viscoelasticidad”.
    Después de Maxwell no se profundizó más en el estudio hasta la segunda década del siglo XX, apareciendo una serie de modelos lineales (flujo plástico y punto  de fluidez) y no lineales de comportamiento.
    A partir de la Segunda Guerra Mundial, la Reología cobró mucha fuerza con la búsqueda de materiales viscoelásticos para lanzallamas. Aparecieron poco a poco modelos, que asumieron que tanto el módulo de rigidez podían variar con la tensión aplicada. Además se observó que la viscosidad también dependía del tiempo (Tixotropía y Reopexia) y se profundizó en que los materiales reales pueden presentar comportamiento viscoso, elástico, o una combinación de ambos.

    En 1945 M. Reiner definió el número de Deborah, De cómo:

De = Ʈ
                                                                            T
   
En donde “Ʈ” es el tiempo característico del material y “T” el tiempo característico del proceso de deformación. Valores de De altos permitían considerar al material como un sólido elástico, y valores bajos como un líquido viscoso.



A manera de resumen generalizado, desde la antigüedad hasta el nacimiento de la Reología, se puede observar la Tabla 3.1.
    El concepto de reología se acuñó en 1929 definida por Bingham, como el “estudio de la deformación y flujo de la materia”. A partir de este año ha ganado un importante espacio en muchas de las industrias, lo que ha permitido su interesante desarrollo. Así, Noemí Zaritzky, directora del Centro de Investigación de Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (Cidca) y docente de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina), explica: “esta es una disciplina que se desprende de la física y que tiene que ver con qué efectos causan las fuerzas en los distintos materiales de tipo fluido y sólido y con cómo se deforman ante la acción de esfuerzos controlados”.
    Este estudio tiene mucha aplicación en el área de alimentos, en la farmacológica y en el área de polímeros. Apenas en los últimos años esta disciplina se ha usado para estudiar los alimentos, y allí ha encontrado un nicho amplio de discusión académica.
    “La reología tiene aplicaciones en la formulación de alimentos cuando uno quiere vincular la calidad a la microestructura. Si se está formulando un producto dietético y se quiere eliminar la grasa, hay que sustituirla por otros componentes (como gomas o hidrocoloides), para tratar de obtener un producto cuya textura sea similar a la del producto original. Para eso se necesita información cuantitativa, que los materiales puedan ser medidos con los instrumentos de un laboratorio de control de calidad y que, finalmente, el consumidor no perciba que la grasa está siendo reemplazada por otro producto”, explica Zaritzky.
     Se ha usado para estudiar la textura de los alimentos de una manera más empírica. En la industria es importante a nivel del diseño de equipos de bombeo que permitan trasladar una suspensión y mover un fluido a través de conductos, para así caracterizar los diferentes materiales. Además, en los laboratorios es indispensable tener instrumentos que permitan medir con precisión si un producto tiene calidad constante.
    “Se ha trabajado con todo tipo de alimentos porque la reología proporciona conocimientos tanto de los que son líquidos como de los formulados y sólidos. Todos los que requieran un control de calidad necesitan de un estudio reológico. También se puede usar para determinar la vida útil de un alimento y ver si, a lo largo del tiempo, va perdiendo algunas de sus características, por ejemplo”, precisa Zaritzky. 



Al final de todas las publicaciones podrás encontrar la bibliografía utilizada y recomendada para que puedas ampliar tus conocimientos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario